MI CORAZÓN ES TU TABERNÁCULO

Busca siempre prepararte para recibir al Señor con un corazón puro y deja que los sentimientos de amor toquen todo lo que haces durante el día. Conviértete en un tabernáculo vivo para Cristo y en las pruebas y dificultades del día permítete descansar en el seno de su Amor celestial.

Te exhorto, aunque vivas en el mundo, a comunicarte a menudo, pero con piedad. La Sagrada Comunión es el medio más eficaz para unirse a Dios. Siempre prepárate bien para este banquete sagrado. Ten un corazón muy puro y cuida tu lengua, porque es sobre la lengua donde se coloca la Sagrada Hostia. Lleva a Nuestro Señor a casa contigo después de tu acción de gracias, y deja que tu corazón sea un tabernáculo vivo para Jesús. Visítalo a menudo en tu tabernáculo interior, ofreciéndole honor y los sentimientos de gratitud con los que te inspirará el amor divino.

Resguarda cuidadosamente los sentimientos de amor con los que está lleno después de la comunión. No podrías amar a Jesús si no gozarás de la fuente viva del amor santo y puro, es decir, el Espíritu Santo. Nuestro divino Redentor dijo:

"El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: 'De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva.' (Juan 7:38)

Esto lo dijo del espíritu que deberían recibir los que creyeran en él. Por lo tanto, cuando Dios enciende en ti las llamas del amor divino, santo, puro y sin mancha, déjate desaparecer en el bien infinito y, como un bebé, duerme el sueño de la fe y el amor en el seno de tu Amado Celestial.




San Pablo de La Cruz
Jueves 07 de Noviembre del 2019

2 comentarios:

Piedad dijo...

Hola, Eugenie.

Que dios te bendiga, hoy, mañana y siempre y nos libre de todo mal, envolviéndonos con la fe y la bondad.

Abrazos y cariños.

Peregrino dijo...

Todos los ángeles del Señor cantan y se alegran en cada eucaristía que se celebra, allí está el mismísimo Cuerpo de Cristo; en la Forma Sagrada está Él, por lo tanto debemos recirbirla con la mayor pureza de que seamos capaces; pureza que nunca es perfecta porque somos seres caídos, redimidos por Su Sangre, sí, pero seres con carne y cuerpo al fin y al cabo. Hasta San Pablo nos decía que "hago el mal que no quiero y no el bien que quiero"... y eso es así porque la ley del cuerpo tira con una fuerza inusitada. Aún así, hagamos el esfuerzo por recibir el Cuerpo de Cristo con la mayor pureza que podamos. Saludos cordiales.