SÓLO DIOS

Bendita locura de Cristo que convierte las lágrimas en perlas y nos hace amar la cruz. Entonces sí que hay alegría; la alegría del que sólo vive para Dios, del que sólo en Dios confía, del que sólo en Dios espera. Y esa alegría no es ruidosa; es la alegría serena del alma que apenas vive en la tierra; que del mundo nada espera. Es la alegría del que vive para Cristo, del que sueña con María, y entonces, querido hermano..., ¿qué quieres que te diga?, yo no sé hablar y menos escribir.

Sólo Dios, sólo Dios... No busques otra cosa, y ya verás cómo al verte en el séquito de Jesús en los campos de Galilea, tu alma se inunda de algo que yo no te sé explicar.

Ya verás cómo no te acuerdas ni de tus penas y alegrías, ni de ti mismo te ocupas, y verás cómo también se te pega la locura. Ni te importará el andar al sol, ni el dormir al pleno sereno... ¡Es tan dulce Jesús! ¡Se está tan bien en su compañía!

No importará que el camino sea duro, ni áspero, ni largo..., va Jesús delante; no miraremos dónde ponemos los pies..., es Jesús el que guía. Callaremos cuando él hable, y guardaremos en silencio sus palabras...

Seguiremos, lo mismo de noche que de día, ebrios, locos de alegría, sin escuchar al mundo, sin comer, sin dormir, sin nada. Sólo Dios..., sólo Dios gritará con berridos nuestro corazón, ya que los labios no pueden abrirse para gritar por calles y plazas el nombre de Jesús, las maravillas de Dios, su grandeza, su misericordia..., su amor.

Y así en silencio, iremos pasando por este mundo que dice que es cristiano y no sigue a Cristo. Pondremos lo que los demás no ponen. Le amaremos como nadie, y si alguien te pregunta por tu salud, por tus cruces o tus consuelos; si alguien te pregunta algo de ti mismo, puedas contestarles: No sé, amo tanto a Jesús, que para ocuparme de eso, no tengo tiempo. Entonces sí que la has hecho..., tu locura es completa.




San Rafael Arnáiz
Sábado 19 de Febrero del 2022

MANTENIENDO EL FUEGO



 

'Durante el día, haz frecuentes ofrendas de ti mismo a Dios...diciendo: aquí estoy Señor, haz conmigo lo que quieras. Dime qué quieres que haga por ti, Y lo haré todo.

Repite, tan a menudo como puedas, actos de amor por Dios.

Santa Teresa solía decir que los actos de amor son como la madera manteniendo el fuego del amor divino encendido en nuestros corazones...

Si caes en algún pecado, humíllate al momento. Cuando te pasa algo que no te agrada, ofrécelo a Dios inmediatamente por un acto de conformidad con su santa voluntad.

Adquiere el hábito de siempre repetir
en circunstancias adversas las palabras:
Tal es la voluntad de Dios y tal también es mía 




San Alfonso de Liguori
Miércoles 02 de Febrero del 2022