DEJA QUE TUS OJOS HABLEN

Amadas almas, en el sufrimiento y en la alegría, ir a Jesús escondido en la Sagrada Hostia y dejar que la dulzura de su amorosa mirada les llene. Como los enfermos que exponen sus cuerpos enfermos a los rayos curativos del sol, expongan sus miserias, sin importar lo que sean, a los rayos de luz que fluyen de la Sagrada Hostia.

¿Por qué diluir tu amor en un flujo incesante de palabras? ¿Por qué destruir el encanto de las íntimas comuniones con Él mediante la locuacidad infantil? ¡Que el silencio de la Eucaristía te enseñe a recordar en silencio! Pero, mientras tus labios estén quietos, deja que tus ojos hablen. Sí, díselo todo a Jesús con una larga mirada llena de adoración, amor y súplica. Pon toda tu ternura en esa mirada, todos tus deseos, tus penas, tus desilusiones, en una palabra, toda tu alma. Revitaliza tu fe y busca los ojos de Jesús a través de los velos eucarísticos. Que su mirada y la tuya se encuentren, se unan, y formen juntos una misma luz y el mismo fuego de amor. ¿Por qué buscas más? Pídele solo que se digne verte. Cuéntale con total confianza: "Mírame y ten misericordia de mí" (Sal 118, 132). Recordando que, tan pronto como Jesús miró a ese joven que se acercó a Él, lo amó. No temas decirle tú también a Él: "¡Mírame y... ámame!"




(La Sagrada Eucaristía: José Guadalupe Trevino)
Viernes 10 de Agosto, del 2018

4 comentarios:

Anónimo dijo...

es realmente lo que ocurre cuando visitas a Jesús Sacramentado, después de un ratito, Él te mira, tú lo notas y te dejas mirar y al mismo tiempo le miras, sabiendo lo mucho que te ama...

el mismo fuego de amor... sí, es el único que de verdad cura y sana, pacifica y llena el alma de paz y serenidad.
Gracias por estas palabras tan hermosas y veraces.
Dios te guarde.

FLOR DEL SILENCIO dijo...

Gracias, realmente es hermoso, Señor ayúdanos a dejarnos mirar por ti y mirarnos en ti, muchas, veces los ojos expresan mas que las palabras, gracias, un fuerte abrazo.

carmen estany dijo...

Hace algún tiempo el Señor me inspiró un poema dedicado a la mirada de Jesús y descubrí con asombro que su mirada siempre se adapta a nuestras necesidades. Puede ser comprensiva,misericordiosa,curativa,salvadora amorosa,correctiva...su mirada nos recuerda y anima a cumplir con nuestro deber y nos fortalece en nuestras debilidades.Esta sublime mirada se descubre si estamos en silencio y contemplamos su rostro.
He leído las entradas que me había perdido,porque estaba atareada atendiendo a tres de mis nietos.También a los niños les debemos enseñar a contemplar el rostro de Jesús si queremos que sean buenos.
Mil gracias por tan hermosas reflexiones.
Un fuerte abrazo

Rayén dijo...

Precioso escrito.
Tus palabras transmiten misericordia, dulzura y luz.
Abrazos.