EL EJERCICIO DE AMOR AL QUE TE HE LLAMADO

La adoración es una gran obra de reparación y curación. Hay almas cuya salvación depende de la adoración que me ofrecen en su nombre. Esta es la gran obra de amor a la que te he llamado.

Para ti, la adoración es la expresión del amor. Por medio de este amor, expresado en adoración, levanto a los caídos, sano a los enfermos, doy vista a los ciegos, libero a los presos, e incluso doy vida a aquellos que languidecen en la oscuridad del pecado mortal. Puede parecer que viniendo a Mí, y permaneciendo a la luz de Mi Rostro Eucarístico, no estás haciendo nada de valor, pero te digo que este humilde acto de adoración es el ejercicio de un gran amor, y que por medio de este acto adorante de amor, mi corazón se mueve para actuar. El amor es movido solo por el amor, y la adoración es la expresión del amor por el cual Mi Corazón se ve obligado a actuar en las almas y cuerpos de aquellos a quienes tú representas delante de Mí.

La adoración es una inmensa fuerza de reparación; por medio de ella obtendrás sanidad para los enfermos, paz para los atormentados, luz para los que están sumidos en la oscuridad y alegría para los que sufren aflicción.

No es por medio de la predicación, ni por medio de la enseñanza, ni por medio de obras externas, que harás bien a las almas, sino sólo por la humildad de una vida oculta de adoración y reparación. A otros les he dado otros dones y me glorifico en sus obras, pero de ti solo pido esto: que te escondas mientras estoy escondido en la Hostia, y que te conviertas en una víctima de adoración y reparación conmigo. Esta es la gran obra del Amor Eucarístico que, en todo momento, es Mía en todos los tabernáculos del mundo.




In Sinu Jesu
Jueves 24 de Enero del 2019

4 comentarios:

Bienaventurada dijo...

Debemos adorar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, así está escrito y compartir de su ir, para que otros lo conozcan. Un abrazo.

María C. dijo...

Así es, amiga Bienaventurada. Compartir, aunque compartir no siempre signifique de voz, sino por medio del sacrificio, el silencio y una vida escondida; siempre y cuando este sea el llamado.

Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.

A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para el bien de los demás. A unos Dios les da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de conocimiento; a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; a otros, poderes milagrosos; a otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. Todo esto lo hace un mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina. (1 Corintios 12:4-11)

Al mismo tiempo querida amiga, al final aspiremos al más perfecto que es sin duda:EL AMOR.

Muchas gracias por tu testimonio. Un fuerte abrazo.

FLOR DEL SILENCIO dijo...

El valor de una vida es el peso de su adoración… El primer deber de la Iglesia es la adoración, acto que no es más que un anticipo y una repetición de la vida eterna en el seno de la Santísima Trinidad. Gracias, un fuerte abrazo.

María C. dijo...

Muchas gracias, hermana Flor. Su frase denota su vida.

Bienvenida nuevamente. Un fuerte abrazo