¡SEÑOR, CREA EN MI UN CORAZÓN PURO!

Un signo obvio de apego es también tu tristeza en situaciones en las que Dios te quita algo. Él, por lo tanto, tomará aquello con lo que estás esclavizado —por lo tanto, todo lo que sea tu mayor enemigo, es lo que hace que tu corazón no sea libre para él. Cuando comiences a aceptar esto y lo hagas alegremente, serás cada vez más libre.

Durante tu oración en presencia del Señor, muéstrele no solo tus manos vacías, sino también sucias y contaminadas por los apegos e influencias del maligno; y ora para que tenga misericordia de ti. La oración solo puede desarrollarse en una atmósfera de libertad. Como discípulo de Cristo, eres llamado a la oración, y eso es a la oración contemplativa. Para que tu oración se convierta en contemplación, es decir, una mirada amorosa en Jesucristo, tu amado, un corazón libre es esencial. Es por eso que Cristo lucha tanto para que tu corazón sea libre. Él lucha a través de varios eventos, a través de dificultades y tormentas, al ponerte en situaciones difíciles, mientras te da la oportunidad de cooperar intensamente con la gracia. En todas estas situaciones, Cristo espera que tu intentes limpiar tu corazón manchado de apegos y de influencias nocivas. De esta manera, todos estos momentos difíciles y todas las tormentas son una gracia para ti. Están pasando por el Señor Misericordioso, que te ama tanto que quiere darte este magnífico regalo: el regalo de la libertad total de tu corazón. Tu corazón no debe estar dividido; debería ser un corazón únicamente para él.

Tener fe significa ver y entender el sentido de tu vida, de acuerdo con el Evangelio: Dios es lo más importante. Tu vida debe dirigirse a él: buscar y construir principalmente su reino creyendo que todo lo demás te será dado (Mateo 6:33). Dios quiere otorgar a cada persona todo su amor. Sin embargo, solo puede obsequiar a una persona solo en la medida en que se da, y en la medida de su franqueza, de su disposición a ser despojado de los apegos acumulados y pecaminosos para que se pueda hacer espacio para él. Es la fe la que crea en nosotros este vacío y hace limpieza en nuestro corazón para Dios.




Lunes 28 de Enero del 2019
Padre, Tadeusz Dajczer

4 comentarios:

carmen estany dijo...

Querida hermana.La meditación que hoy nos ofrece es muy hermosa y verdadera.
Tenemos el corazón lleno de apegos mundanos que impiden la entrada del amor de Dios en él.No somos conscientes de lo que nos perdemos;somos como niños caprichosos que no quieren soltar su juguete sucio y pobre aunque le prometas otro mejor;no se fía porque es caprichoso.
Le pido al Señor que aumente mi fe y le digo con franqueza que limpie mi corazón de todo apego desordenado y que lo llene de su amor.
Gracias hermana
Un abrazo

Marian dijo...

Que cierto es, Dios quiere llenarnos por completo de Su Gran Amor,
pero si estamos llenos de cosas, apegos, pecados, no hay sitio para EL.

El se quiere dar por completo y necesita nuestra alma vacía...
No podemos tener unión con El, si no dejamos espacio, si no purificamos
nuestro yo, nuestro interior.

¡Gracias hermana! Un fuerte abrazo.

Dios te bendiga siempre.!!

Ángeles dijo...

Hermosa meditación que nos acerca más al gran amor que Cristo siente por nosotros. tenemos el alma llena de apegos que hemos ido acumulando en nuestro viaje por la vida... es muy cierto que debemos vaciarnos de muchoa apegos y dejar libre el corazón, para que Cristo more en él.

Dios te bendiga siempre, Un abrazo

Bienaventurada dijo...

Muy cierto, todo lo que ponemos sobre el Señor es idolatría, por eso nos dice, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él proviene la vida.
Bendiciones. Un abrazo