Amarme es desearme, desear mi intensidad en el mundo, la venida de mi reino, la extensión de mi luz, de mi verdad, de mi bondad. Ser apasionado por Mí, y celoso por Mi gloria. Amarme es compartir mis preocupaciones, mis deseos y mis sueños. "He venido a arrojar fuego sobre la tierra y, ¡oh!, cómo he deseado que estuviera ardiendo" "He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia". "He venido a dar testimonio de la verdad... que puedan ser uno como mi Padre y Yo somos uno".
Amarme es olvidar tus propios intereses para compartir los míos. Es preferirme a Mí en el momento de las pequeñas o grandes decisiones. Es, en la medida de lo posible, estar unido a Mí, si no es por el recogimiento consciente, al menos por un deseo habitual de ser Yo recordado.
Amarme es entregarte a Mí, mientras me permites hacer uso para orar con tu oración, hablar con tu voz, amar con tu corazón y entregarme a los demás con tu devoción.
Amarme es ser consciente de mi presencia, mirarme con los ojos de la fe, escuchar mis palabras interiores. Estoy siempre listo para hablar contigo. Feliz el que sabe reconocer mi mensaje; oleadas de mi amor surgirán en su alma.
Amarme es vivir íntimamente conmigo, y por esa comunión de alma imbuir en el secreto del amor, del amor con el que amo a las almas, a todos los que te entrego para amar. Manifiesto un constante estado de caridad. Feliz el que comparte Mi amor, que envía chispas para encender el fuego en muchos corazones.
Amarme es sacrificar tu comodidad para mi servicio y completar en tu carne lo que le falta a mi pasión, a mi cuerpo, que es la Iglesia. Estoy en estado de oblación; feliz el que se ofrece a Mí: me permite llevar a la madurez, por el bien de la humanidad, los frutos de Mi redención.
Amarme es rezar con un intenso deseo por lo que uno ora. No es necesario que la oración, que es un hambre y sed constante por Mí, un deseo febril por Mí, se exprese formalmente. Siempre estoy en un estado de oración. Feliz el que se une conmigo en mi oración; envía corrientes de gracias para el y para todo el mundo.
Hija mía, te amo infinitamente más, infinitamente mejor de lo que te amas a ti misma. Te he preferido a ti, incluso más que a Mí mismo. Que no haya nada entre tú y Yo, que Yo pueda estar antes que nada entre tú y todo lo demás.
"Una Hora con Jesús" (Gaston Courtois)
Domingo 07 de Octubre del 2018